Considerado oro líquido por su difícil extracción, el Aceite de Argán tiene muchas y muy reconocidas propiedades. Entre las que cabe destacar lo buen agente hidratante, ayudando a luchar contra la sequedad de la piel; estimula la oxigenación celular y refuerza la unión entre las células, alivia además la piel dañada o irritada.
Baño aromático: Añadir al agua caliente de la bañera, una cantidad al gusto de aceite.
Ducha hidratante: Con la piel mojada, aplicar generosamente el aceite con un suave masaje y secar directamente con la toalla.
Masaje relajante: Extender el aceite por la piel y practicar un masaje con suaves movimientos lentos y profundos, buscando la relajación y el bienestar.